Recuerdos
¡Estoy en la cima del cielo!
Claro literalmente hablando, tomando en cuenta que soy parte del ejército del infierno. En el último siglo mi carrera infernal a progresado y todo gracias a uno de los naufragios más famosos, si me refiero al Titanic.
La noche del 14 de abril de 1912 a las 11:20pm yo me encontraba admirando la inmensa belleza del océano, la brisa helada golpeaba mi rostro suavemente y yo lo disfrutaba hasta que percibí la presencia de otro ser inmortal al cual reconocería en cualquier rincón del universo. Pero qué diablos hacia Seth allí eso solo podía significar problemas para mi, me voltee en la dirección que sentí su presencia y allí estaba coqueteando con una rubia muy elegante claramente de primera clase.
Hizo una reverencia a la rubia, tan dramático como siempre, se dirigió a mi con una sonrisa falsa. Un escalofrió recorrió mi columna vertebral, sabía que no era una visita de cortesía.
-¿Qué quieres?- pregunte.
-¡ Es que allá abajo se preguntaban si te tomarías la molestia de hacer tu trabajo!
-Solo me tomaba unas pequeñas vacaciones- dije nerviosa- solo han pasado cuatro días.
-¡Si pero creo que hacer tu trabajo al mismo tiempo no te mataría!- me grito- pero si tu no quieres, te aconsejo que disfrutes tus vacaciones ya que serán las ultimas.
Sonrió de nuevo y desapareció. Así que adiós vacaciones, en mi situación de demonio menor no podía desobedecer. Tenía que ponerme a trabajar si de verdad valoraba mi existencia. Comenzaría con algo sencillo, la seducción, levante la vista hacia al cielo para ver las estrellas y entonces vi a un tipo que me veía desde lo alto de cubierta lentamente moví mi cabello hacia mi espalda dejando al descubierto mi bien proporcionado pecho y sonreí. Comencé a buscar la conexión a su mente, rápidamente la encontré e ímplate ideas en su cabeza como: baja y habla un poco con ella nadie se dará cuenta que dejaste tu puesto, tu esposa no se dará cuenta etc.
Efectivamente cinco minutos después pasaba a mi lado fingiendo que iba hacia alguna parte, entablamos una pequeña conversación, coquetee discretamente y le di mi número de habitación para que me buscara cuando su turno de vigilancia terminara. Luego de unos diez minutos volvió deprisa a su puesto, pero era muy tarde.
Cuando vi que se asomó su cabeza en lo alto y se puso sus binoculares, una expresión de sorpresa llego a su rostro y escuche el tintineo de la campana de alarma. No estaba segura de que sucedía solo esperaba que fuero algo malo. No me vendría llenar mi ser, cada vez que creaba caos mi ser se llenaba de él. ¡Era casi una experiencia divina!
Pocos minutos después vi como el barco chocaba contra un Iceberg, un temblor se sintió a través de todo el barco. Pedazos pequeños de Iceberg quedaron sobre el piso de madera, la gente curiosa salía a ver que sucedía y los que habíamos estado presentes veíamos con asombro.
Eran las 11.40pm del 14 de abril de 1912 durante las siguientes dos horas mi ser se llenaría de todas las emociones que producían los humanos durante el caos. Miedo, angustia, temor, decepción, egoísmo todo eso hizo que me sentir de una manera que no puedo explicar. A mi alrededor habían niños llorando, gente llena de angustia, rabia, sobornos por conseguir un cupo en los botes salvavidas; cualquier ángel o ser humano con buen corazón hubiera sentido su corazón desgarrarse ante tal escena, pero esa no es era mi naturaleza todo lo contrario, mi deber era hacer sufrir a la humanidad.
El único dolor que sentí fue en el momento que tuve que dejar el barco segundos antes de que se hundiera me dolía dejar todo ese sufrimiento allí sin poder absorberlo. Pero debía hacerlo así que segundos antes de que barco más famoso de la historia se hundiera lo deje.
¡Y en el infierno me dieron el crédito por todo esas alamas martirizadas!